Cincuenta sombras más oscuras

En la mitología griega, Ícaro fue encerrado junto a su padre Dédalo en una torre en Creta. Cuando Dédalo consiguió escapar, y dado que el rey controlaba la tierra y el mar, decidió construir unas alas a base de cera y plumas para él y su hijo y de este modo poder liberarle y escapar.

Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretería la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas.

Una vez en el aire, cuando ya habían pasado las islas Samaos, Delos y Lebintos, Ícaro comenzó a volar cada vez más alto, como si quisiera llegar al paraíso, tan alto que el ardiente sol comenzó a blandear la cera que unía las plumas de sus alas, hasta que finalmente Ícaro, para desgracia de su padre, cayó al mar.

Y precisamente como Ícaro volando hacia el sol es como se siente Anastasia a casa instante.

No quiero adelantar mucho de esta segunda parte que me he engullido en tres días ( :O ),  pero sólo decir que el amargo sabor que me dejó la primera, al menos de momento, se ha disipado.

Ya veremos que pasa con la tercera.

Y es que resulta que al final, Christian y Anastasia puede que no sean tan diferentes.

En esta segunda parte se desvelan muchos de los secretos y de las oscuras sombras de Christian, conoceremos a un Grey diferente, más humano a veces, más implacable otras.

Una segunda parte inmersa en flores y corazones, rodeada de ex- psicópatas y psiquiatras,  jefes irritantes y Sras. dominantes,  más acción e intriga y en definitiva, más adictiva, si cabe, que la primera.

I.