viernes, 3 de agosto de 2012

Cincuentas sombras de Grey

Decepción, esa es la palabra con la que durante muchas páginas he pensado acabaría resumiendo mi impresión sobre el polémico libro. Quizás la decepción propia de las grandes películas de las que todos te hablan y que finalmente no resultan ser tanto, quizás porque te habían hablado demasiado (mientras escribo esto viene a mi cabeza una contradicción,  Intocable, que por muchos halagos que escuché no fueron suficientes para calificar semejante peliculón, pese a las 1000 alabanzas previas, me encantó).

Ayer por fin, tras una semana asomada al balcón con vistas a los múltiples escenarios en que se desarrolla la tormentosa relación entre Christian y Anastasia, entendí el éxito de esta novela (semi)erótica y el por qué de afirmaciones tales como la del New York Post: "los juegos sexales de un multimillonario que tiene a las mujeres de Nueva York leyendo como nunca lo habían hecho" o la del Daily News, "La exitosa combinación de historia romántica y juego erótico de alto voltaje que ha tocado la fibra de muchas mujeres".



Anastasia Steele, Ana, es una estudiante de literatura, apasionada por las novelas de grandes heroinas femeninas, inocente e inexplorada, tímida y bastante idealista.

Christian Grey es un hiper-atractivo y exitoso multimillonario con un oscuro (y escondido) pasado, intimidante, arrogante y controlador hasta decir basta.

Una entrevista al multimillonario Grey desde el periódico de la universidad en la que Ana está a punto de licenciarse hace que sus caminos se crucen, dando lugar a una borrascosa relación entre ambos, él con sus particulares inclinaciones sexuales, obsesión por el control y tendencia acosadora representa todo lo opuesto a lo que las protagonistas de sus libros de heroínas querrían a su lado.

Ella busca un novio, él busca una sumisa, ella desea hacer el amor, él desea "follar".

Tras comparar continuamente el argumento con película de mediodía serie B, he tenido que dar mi brazo a torcer y entender por qué este libro es tan adictivo, yo misma he sido adepta al los relatos de las perversiones y obsesiones de Christian.

Pese a que no es mi tipo de literatura favorita, pese a que no es un argumento especialmente original, pese a sus defectos, entiendo perfectamente que esta historia representa una lucha que muchas, sino todas, alguna vez hemos librado, el paradigma de la batalla entre lo que se hace y lo que se debe hacer, lo que se tolera y lo que se debe tolerar, la imposibilidad de marcar límites cuando estás enamorada, la imposibilidad de poner freno a lo que sabes que acabará haciéndote daño, la imposibilidad de alejarte de quien sabes que sólo te provocará sufrimiento, y no hablo de sexo.


Creo que realmente engancha, es fácil empatizar con Ana, y esto hace que cada vez quieras saber más de su historia, de la historia de ambos, de Ana, de Christian y de sus 50 sombras.

Es un libro rápido, muy rápido, cero descriptivo, todo diálogos y acción, esto me gusta, te ahorra las lecturas diagonales ;).

Yo, defensora máxima de dejar a medias los libros que aburren, pensando que este sería uno de ellos, y con una larga lista de lecturas pendientes, debo decir que he de aparcarlas, momentáneamente, para seguir con la trilogía de las cincuenta sombras ya que en este primero el final te deja en un ligero sabor amargo que espero con el resto acabe desapareciendo, necesito saber más de Christian y Ana.


I.

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